Desde el 21 de agosto que recibiste mi primera entrega, no has sabido más ná de mí. Lo sé, y lo siento. En mi defensa diré que no ha sido culpa mía, sino de mi impostora.
Mi impostora vive en una suite en la torre más alta de mi palacio mental. Le tengo un cuarto que más quisieran las Kardashian. Tiene las mejores vistas al mar, le traen el desayuno a la cama y no tiene ni que pedir permiso para deambular a sus anchas por toda la casa. En serio, es más pesá que una vaca en brazos.
Aún no le he puesto nombre. Dolores o Angustias le pega mucho, porque me da fuerte a la cabeza y me revuelve la tripa cada vez que se asoma por mi puerta. Yo saco todo mi arsenal de herramientas aprendidas en psicoterapia, coaching, mindfulness, retiros y chorrocientos cursos que me he hecho, pero nada. Ahí sigue la tía.
—Inés, ¿has encontrado ya un color que defina tu marca personal? —me dice la muy bicha, sabiendo que soy una loca de las paletas de colores, la armonía y la belleza.
—No, hija mía, es que no sé cómo condensar en un solo color todo lo que quiero transmitir.
—¿Y el logo? Te ha quedado cutrísimo —¡auch!, golpe bajo.
—Vale, le voy a dar una vuelta.
—¿Y después de dar tanto la tabarra con Mailchimp te vas a pasar a Substack?
—Es que quiero crear la newsletter en un lugar donde la gente pueda compartir, comentar y crear comunidad.
—Te crees tú muy escritora con tu matcha latte y tus vistas por la ventana, ¿no?
—Bueno, escribir… escribo. Tres páginas cada día, como mínimo. Y me gusta rodearme de cosas bonitas y que me hagan sentirme a gustito.
—¿Crees que te lo mereces?
—Creo que cualquiera se lo merece. Así que yo decido merecérmelo también.
Esta vez gano yo, pero no siempre tengo esa suerte. Han sido 2 largos meses de no atreverme a sentarme. De sentir que lo bueno que me estaba ocurriendo era pura casualidad y que no me lo había currado lo suficiente, no me había sacrificado lo suficiente, no había sufrido lo suficiente para merecérmelo.
Como si en la vida todo fuera una balanza equilibradísima y tuviera que sacrificar 100 cosas para recibir otras 100 nuevas.
Pues no, chica.
Me han estado pasando cosas bonitas a nivel laboral que me están permitiendo acercarme a la vida que quiero. Estoy escribiendo estas líneas con el sol dándome calorsito en la cara y oliendo a tierra mojada. Y a día de hoy, sigue Dolores erre que erre de fondo, susurrándome que no me lo merezco, que es casualidad, que me tiene que pasar algo muy malo en la vida para que Dios, el Universo y la Madre Tierra me lo recompense luego.
A la mierda el merecimiento.
Merezco porque estoy viva. Punto.
Así que, aunque sea con Dolores y mi yo perfeccionista a cuestas, pienso seguir haciendo, siendo y mereciendo.
El perfeccionismo es tan solo procrastinación disfrazada de control de calidad.
En esta última sección, lo que sí quiero hacer es inspirarte, removerte, hacerte preguntas, ampliar tus horizontes. Quiero rendir homenaje a las mujerazas que me han impulsado, a los libros que me han transformado, a las personas que me han acompañado y a los proyectos, cursos, formaciones y productos que me han impulsado. Aquí no están todos, por supuesto, pero sí creo que es una buena muestra de «todo» lo que ha hecho que apueste por mí y por hacer lo que me salga del moño.
Para ser auténtica, he tenido que conocerme, entenderme, acompañarme y sostenerme. Y Nieves, la Astróloga de Pueblo, ha sido y sigue siendo parte del proceso. Ella no enseña la astrología que estás acostumbrada a escuchar. «Esta semana se cruzará contigo el amor de tu vida» o «el trabajo de tus sueños está esperándote a la vuelta de la esquina». De eso nada, monada. Se trata de una herramienta más para ahondar en ti y respetar tus energías. Porque como es arriba, es abajo, y como es fuera es dentro. Y de eso, las 🌟 saben un rato.
El matcha latte que me echa en cara la Dolores es de Baia Food. Está bueno no, lo siguiente. Seamos sinceras: si has probado el té matcha, eres consciente de que está as-que-ro-so. No lo niegues. A los japoneses les queda precioso en las ceremonias del té, pero nosotras somos unas apropiadoras culturales y con estas cosas, la solemos cagar. Por eso te recomiendo que, si el café te chifla pero hace que la patata se te ponga a mil, pruebes este té. Te prometo que te vas a viciar.
Si usas el código Smart10 tienes descuento 😘
Yo empecé el 2022 más perdía que el barco del arroz, así que el curso 22•22•22 de Noe Gil me vino de perlas para:
Planificar mi año tanto a nivel personal como profesional.
Ponerme objetivos.
Aprender a ser flexible, fluir y recalcular ruta.
Pero, sobre todo, digitalizar y ordenar mi caos mental.
Conocí a Noe en la firma de libros de Ana Albiol y le dije: «tía, los mejores 22€ invertidos de mi vida». Casi un año después, reafirmo esta frase. Para mí, el orden es esencial y ya no puedo vivir sin Google Calendar.
Poesía, activismo, arte, poderío femenino. Todo eso viví en el live show que hizo Rupi Kaur en Madrid hace un par de semanas. Fui conmigo misma, y vaya experiencia más increíble. Esta mujer hace magia sobre el escenario con tan solo su presencia. Ver brillar a otras mujeres de diferentes edades, etnias, bagajes, culturas y profesiones me inspira profundamente. Ella, aunque no lo sepa, forma parte de mi entorno, de las mujeres que me inspiran y mentorizan.
Tú que me lees: te mereces un entorno que te potencie y te ayude a dirigirte hacia donde tú quieres ir. Asegúrate de que estás eligiendo sabiamente a tus compis de viaje, porque se puede hacer muuuuuuuuuuy largo.
Un abrazo lleno de merecimiento.
Inés
Inés me ha encantado! Deseando leerte más y verte ganando esas 'batallas' con tu Impostora!
Hola Inés! Otra más del Grupete por aquí. Me encantó escucharte el otro día en el directo y me ha encantado leerte hoy. Sigue compartiendo aunque te acompañen Dolores/Angustias, sírveles el té.
Un abrazo! 🤗